Hoy he madrugado y he quedado a las 7:00 de la mañana en la plaza para ir a una batida del zorro y me he dado cuenta que hay más zorros en la plaza que en el campo. Allí me he juntado con mis amigos donde hemos aprovechado y nos hemos sacado una foto junto a la Segadora.
Por el camino me había cruzado con la peña del Verrés a los que conozco perfectamente. Celebraban los 100 años de la Segadora, después de haber bailado toda la noche el serrucho y el polvorete con la discomovil zaka. Por cierto, habían decorado la Segadora con unos maceteros que habían tomado prestados.
Al final he decidido no ir al zorro. Pero era tan pronto que mis amigos y yo hemos ido a las fiestas de Roa y nos hemos comido el bocata donde la vieja antes del encierro.
Hemos regresado a Castrillo y hemos ido a la tienda de la Feli a comprar el almuerzo pese a que nos habían dicho que estaba cerrada.
Después, ya solo, me he cruzado con uno del pueblo, al que conocía muy bien por sus andares y me ha preguntado ¿y tú, de quién eres?. Para acortar la conversación, le respondí "buenon", ¿no me conoces?, con todo lo que he segado yo a mano. Además, tendrás que conocerme pues mis bisabuelos nacieron en el pueblo.
Como aún era pronto, he ido al páramo a trillar y he llevado el almuerzo en burro.
Ya a las doce, he ido a la procesión de San Antonio (¿en pleno verano?), he danzado, me he sentado en la carroza y le he hecho una ofrenda. E Iñaki como siempre me ha sacado una foto.
Al terminar he vuelto donde la Feli, que ya estaba abierta, a comprar regalices. Y he aprovechado para comprar kalimotxo para cuando vayamos por la noche a echar un kinito a las bodegas.
Después de comer en casa, me apetecía un helado, así que he ido a la Crucita a por un frigopié y a la Feli a por un colagé.
Por la tarde he llamado a mis amigos y hemos subido a los pinos pues los hemos visto quemar. Hemos bajado a la plaza a jugar a no retroceder alrededor de la iglesia y al fútbol. Las señoras nos han dicho que a jugar, al prao. Así que hemos bajado hacia el prao y por el camino mis amigos me han intentado tirán al pilón. Como no lo han coseguido, hemos metido en el pilón a un niño que pasaba por ahí. Despúes de recorrer el puente abajo y el del medio hemos esparramado los montones de trigo del prao. Nos picaba tanto todo el cuerpo que antes de llegar al puente arriba, nos hemos bañado en el pozo. A continuación hemos ido a recoger unas moras a la fuente de Juan Zapatero, hemos subido a la Toba a por más. Hemos aprovechado para robar unos pepinos a la huerta y nos ha pillado el viejo. Así que corriendo llegamos hasta la fuente de los Moros, donde hemos merendado y les he contado a mis amigos la historia de la fuente.
Como nos ha sabido a poco la merienda, hemos subido a las bodegas a merendar más y hemos bebido vino con el porrón y con el jarro. Allí hemos sacado unas cuantas canciones a la gente del pueblo alguna de las cuales no nos rimaba.
Hemos ido a robar unos manojos para cenar en la bodega donde hemos cenado una buena chuletada y echado el kinito de rigor.
Luego, ya de noche, nos hemos sentado en la plaza para ver cómo cae la aguja del reloj de la iglesia y después de atar el canto a una amiga, donde hemos despertado a toda su familia, hemos estado en el prao y hemos ido a cazar gamusinos con canasto y linterna. A continuación, como el páramo estaba lejos, hemos ido al pradillo a tumbarnos para ver la lluvia de estrellas.
A la plaza a comer las 12 uvas, que es nochevieja (¿en verano?) y a pasarla junto a la hoguera viendo cantar a los quintos. Ojalá fueramos quintos otra vez, hemos pensado todos. A continuación vamos a cantar los Reyes (¿el mismo día?), con un frío del copón y bebiendo tapones de anís. Hemos pasado por la puerta del cementerio cagados de miedo.
Hemos ido al bar y la Mari Carmen nos ha echado pues ya era tarde. Así que un rato de discomovil y a recenar sopas de ajo después de que acabe. Hemos subido de nuevo a las bodegas y cantando la canción de José Antonio de las bodegas, alrededor de una guitarra. Son las cinco de la madrugada y nos ponemos a bailar una jota. Mis amigos me han cantado que "el final, del verano, llegó.. y tu partirás..." pues ya me voy. He llorado. Hemos salido a gatas de la bodega y como hemos bajado "pronto" hemos dado rodeos por las calles para llegar a casa sin que nos vean los cazadores o los madrugadores.
Me he acostado un poco. Pero hoy es el último día que estoy en el pueblo. He montado en el coche y se me han saltado las lágrimas a la altura de la raya de Tórtoles cuando he mirado por el retrovisor.
Llego a la ciudad donde he contado a mis amigos todo mi verano, anécdotas, fiestas... en Castrillo y al final he acabado diciéndoles que "tenéis que venir a mi pueblo..."
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