Sé como el grano de trigo que cae,
en tierra y desaparece.
Y aunque le duela la muerte de hoy,
mira la espiga que crece.
Yo mi vida he de entregar
para aumentar la cosecha
que el sembrador al final buscará
y dejará ser eterna.
Y un día al Padre volverá
a descubrir el secreto
de la pequeña semilla que fiel
cobró su herencia en el cielo.
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